NBA

Ben Wallace, el hombre superación

10:50 17/07/2022 | Nunca lo vieron con potencial NBA en su juventud, tampoco creyeron en él sus primeras franquicias y no obstante se transformó en un Hall of Fame a puro pulmón.

Ben Wallace (Foto: Getty)

En la película en Busca de la felicidad hay una escena donde Will Smith, protagonista y en el papel de un hombre que intenta salir adelante como sea, pero sin renunciar a sus sueños, está jugando al básquet con su hijo, un niño de cinco años contento con el solo hecho de estar ahí con un balón naranja. Mientras practican unos tiros, su padre busca frustrarlo con comentarios desalentadores para ver la reacción de su hijo, preparando el terreno para una lección. El niño se ofuscó y tiró el balón a un costado y ahí fue el momento cuando Christopher padre le dice a su hijo: “Jamás permitas que alguien  te diga que no puedes hacer algo, tampoco yo”.

Esa frase reveladora de la película encaja a la perfección con la carrera de Ben Wallace, quien fue desestimado por las grandes universidades primero, luego por las franquicias de la NBA para no draftearlo y también por  Washington y Orlando, sus dos primeros equipos en la liga. No le vieron el potencial que tenía y que explotó por completo en Detroit donde llegó al campeonato y a ganar infinidades de galardones por su gran trabajo en el costado defensivo y su fiereza para proteger la pintura. Nunca nadie le dijo que no puede hacer algo o al menos a nadie escuchó, peleó y se salió con la suya, para ser el primero jugador miembro del Salón de la Fama en no ser drafteado por ningún equipo.

Subestimado es la palabra que puede definir a la calidad de jugador que fue Ben Wallace en sus inicios con el baloncesto, a pesar de que siendo un joven ya mostraba buenas aptitudes para los intangibles que hacen a un jugador defensivo, buenas cortinas, box outs, tapas y defensa basada en la convicción.  Charles Oakley, legendario ala pivote de Chicago y Nueva York, fue el primero en poner una semillita de confianza en su carrera, puesto que en un campus organizado por él vio como se desenvolvía este joven, que a su vez cumplía con todas las facetas del juego que el propio Oakley llevó a cabo durante toda su carrera, por eso que lo recomendó a Virginia Union University.

Wallace estuvo sin universidad durante dos años hasta ser descubierto por Oakley e invitado a Virginia Union donde estuvo a la altura con promedios de doble doble en rebotes y puntos en los dos años que estuvo y a la espera de llegar a ser elegido en la noche del Draft. Nada de eso sucedió y entonces tuvo que hacer las valijas hacía Italia para una prueba en el Regio Calabria, la cual no llegó a completar porque apareció una chance para probar en la NBA, su sueño.

Logró instalarse como pudo en Washington y en la tercer temporada ya era pieza importante con muchos minutos, pero los Wizards decidieron mandarlo en traspaso a Orlando por Isaac Austin. En el Magic le fue realmente bien con 4.8 puntos, 8.2 rebotes y 1.6 boloqueos en casi 27 minutos por encuentro, pero no le alcanzó para no ser moneda de cambio en un nuevo trade. Esa temporada en el Magic fue crucial para decir acá estoy, soy NBA, pero Orlando no lo consideró y lo dejó ir para traer a Grant Hill, el jugador de mucho talento, pero proclive a lesiones.

En los Pistons su historia es conocida, consiguió un título y fue uno de los baluartes de la nueva generación de Bad Boys, venciendo a los súper Lakers de Kobe, Gary Payton, Karl Malone y Shaquille O’Neal.

Su carrera estuvo signada por ser un gran jugador defensivo, de hecho ganó cuatro veces el Denfensive Player of The Year y estuvo seis veces en la nómina del mejor equipo defensivo de la NBA. Pero si de número se trata y para graficar su valía como jugador, Wallace según el sitio Statmuse es el único jugador en la historia en tener más tapas que faltas, algo que se relaciona mucho en el juego cuando uno salta a bloquear un balón y más robos que pérdidas, remarcando lo bueno que era para meter la mano y quedarse con la pelota.

 

Dos estadísticas que lo pintan de cuerpo entero  y sin necesidad de agregar mucho más, se puede hablar de un jugador Hall of Fame por donde se lo mire y a pesar de no ser drafteado, su mentalidad lo llevó bien lejos y a los ojos del mundo ya está en la inmortalidad de los grandes defensores que tuvo la NBA a lo largo de su historia, mucho más de lo soñó alguna vez cuando se le cerraban las puertas.

Mauro Osores / [email protected]

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