Tokio 2020

Juegos Olímpicos: el análisis de Argentina, uno por uno

19:53 05/08/2021 | Hacemos el balance individual de todos los jugadores y del entrenador tras quedar eliminados en cuartos de final de Tokio.

Argentina no jugo bien y se vio perjudicada por el sistema del torneo (Foto FIBA)

Como solemos hacer después de cada participación de Argentina en torneos internacionales, haremos hoy, luego de dejar pasar unas horas de la eliminación, el balance individual de la actuación de cada integrante del plantel argentino, por orden de número de camiseta.

Luis Scola (4PJ, 16.5 puntos, 5.0 rebotes, 46.4% en tiros de cancha, 26.8 minutos)
En su despedida tras 22 años con la selección mayor, criticarlo sonaría casi a una falta de respeto. Igual, no hay mucho para decir de él que sea malo. Sus problemas defensivos hace tiempo que son una contra, pero en la balanza, contra todo lo que daba, siempre el balance fue muy positivo. En Tokio, como siempre, se las ingenió para meter la pelotita por adentro del aro, tiró con buenos porcentajes de tres puntos, hizo un gran esfuerzo y más no se le puede pedir. Otra vez terminó como máximo anotador del equipo. Se fue con la frente alta, reconocido por el mundo entero, aunque sin un buen resultado deportivo.

Facundo Campazzo (4PJ, 14.3 puntos, 5.8 asistencias, 5.3 rebotes, 40.4% de cancha, 28.3 minutos)
No fue el Campazzo de China, como casi nadie fue el de China. Quizá se pusieron demasiadas expectativas sobre Facu, que llegó muy agotado al torneo, cumpliendo 100 partidos en la 2020/21 ante Japón. No estuvo preciso, no tuvo tanta explosión, perdió más pelotas de las aconsejables, pero igual demostró que es lo mejor que tenemos, con diferencia, para el futuro. Él deberá tomar ahora la posta en el liderazgo del equipo, adentro y afuera de la cancha.

Nicolás Laprovittola (4PJ, 13.8 puntos, 4.0 asistencias, 43.2% de cancha, 25.5 minutos).
Nico cumplió y hasta superó las expectativas que había con él. Se ganó los minutos ante la necesidad de tener en cancha generadores de ofensivas desde el pick and roll y, sobre todo, jugadores que tomaran la decisión de tirar de tres puntos. La rompió contra España y abolló el aro contra Japón, pero siempre dio la cara. Buen torneo de Nico.

Nicolás Brussino (4PJ, 6.0 puntos, 3.8 rebotes, 38.5% en triples, 23.6 minutos)
El hombre del Gran Canaria no termina de explotar en la selección pese a sus enormes condiciones. Debería ser el tirador natural del equipo, porque es el que más mano tiene, y con sus 2.06 metros puede abrir la cancha. Hubo partidos al comienzo donde pareció que debería haber estado más en cancha y otros donde estuvo y no le sacó todo el jugo posible. En el futuro cercano debería ser un jugador clave. 

Leandro Bolmaro (4PJ, 2.0 puntos, 1.0 rebotes, 36.4% de cancha, 11.7 minutos)
Tanto él como Cáffaro, pero sobre todo él, sintieron el escaso tiempo de preparación con el equipo. Siendo debutantes, no tenían el background del resto y nunca pudieron entrar en el circuito. Bolmaro no se soltó ofensivamente, se dedicó más que nada a defender, y terminó siendo intrascendente. Si no pasara nada raro, su rol para el Mundial 2023 será totalmente distinto. 

Francisco Cáffaro (3PJ, 0 puntos, 0.7 rebotes, 3.3 minutos)
Imposible calificar al joven de la Universidad de Virginia habiendo jugado solamente 10 minutos en todo el torneo. Sintió la presión del contexto las poquitas veces que entró. Era lógico. Será clave que se desarrolle para poder tener alguien en la pintura que obligue. 

Marcos Delía (4PJ, 7.5 puntos, 6.0 rebotes, 57.1% de cancha, 22.1 minutos)
Marcos es el jugador más sufrido de este equipo, porque se come los insultos de los hinchas que no entienden que en este juego no solamente se meten puntos. Delía es un gran jugador de equipo, que tuvo un comienzo malo, pero que desde el juego ante España levantó mucho, para ser decisivo ante Japón y completar un torneo decente. 

Gabriel Deck (4PJ, 11.8 puntos, 7.5 rebotes, 42.9% de cancha, 25.2 minutos)
El Tortu fue todo corazón, porque el físico le jugó una mala pasada a partir de sufrir Covid pocos días antes de comenzar la preparación. Se perdió varios días de Las Vegas y desde su entorno aseguran que estaba fusilado por las secuelas de la enfermedad. Empezó muy mal contra Eslovenia, después levantó mucho, pero más por coraje que por juego. No encontró el tiro lejano, tuvo muchas pérdidas para lo que es su juego habitualmente y no pudo desequilibrar nunca en el poste bajo, su especialidad. 

Luca Vildoza (4PJ, 7.0 puntos, 3.0 asistencias, 31,0% de cancha, 20.7 minutos)
Uno de los que quedó más en deuda. Entendible que se lo vio fuera de ritmo tras estar 3 meses sin jugar 5x5 lueho de salir del Baskonia y nunca llega a debutar en los Knicks, pero igual se lo notó con dudas para tirar y sin tomar el protagonismo que debe tener en este equipo. Luca, Lapro y Brussino son los mejores tiradores, y Argentina fue el peor porcentaje de tres del torneo. Con ese número, es imposible competir. 

Juan Pablo Vaulet (4PJ, 2.5 puntos, 1.0 rebotes, 62.5% de cancha, 4.8 minutos)
Juampi cumplió en los pocos minutos que le tocó entrar. Fue intenso en defensa, útil para cuando Hernández decidió configurar al quinteto de otra manera, y cuando se buscó correr. No tuvo muchas oportunidades, pero está claro que es de este nivel. No desentonó.

Patricio Garino (2PJ, 1.0 puntos, 1.0 asistencias, 12.5% de cancha, 13.6 minutos)
Garino fue uno de los puntos que más extrañó Argentina. Tuvo un estreno bueno desde lo defensivo, no así en ataque, y si bien su faceta defensiva es la que prevalece, en China metió mucho la bola de tres puntos, algo que en lo poco que jugó en Tokio no apareció. Una nueva lesión lo marginó del torneo ya en el segundo partido y Argentina no fue la misma defensivamente. 

Tayavek Gallizzi (3PJ, 0 puntos, 0.3 rebotes, 2.7 minutos)
Como Cáffaro, imposible analizarlo con lo poco que jugó. Igual, cuando entró, le costó mucho. Sintió el cambio de atmósfera más que en China. 

Sergio Hernández (4PJ, 1PG y 3PP)
Con Oveja hay que ser justos. No se puede decir que falló el plan, porque la forma en la que Argentina intentó jugar, era la única que le iba a permitir competir. Como no logró ejecutarla con el nivel adecuado, no se pudo competir. Después uno podrá elegir otros jugadores, compartir sus decisiones o no, pero no hay demasiado para reprocharle. Eso sí. El equipo jugó mal y él fue el entrenador. Le corresponde lo que le corresponde a cualquier entrenador en una situación similar.

Compartir