La Liga 2017/18

La increíble historia de Jereme Richmond: 18 meses preso y redención

12:02 24/01/2018 | El nuevo extranjero de Obras pintaba para ser estrella, pero su vida siempre se debatió entre el talento y los conflictos externos. Conocé la historia.

Por la Liga Nacional han pasado desde 1985 cientos de extranjeros, cada uno con su historia, su pasado, su vida, sus sueños y sus fracasos. También con sus éxitos. Entre esos cientos, hay algunos que tienen algo para contar distinto. Muy distinto. Como haber estado 18 meses preso sin ver a su familia. Es el caso del nuevo jugador de Obras, Jereme Richmond. Conocela.

Richmond pintaba para crack cuando era adolescente y jugaba para la North Shore Country Day High School. Lo conocían todos los que seguían el básquet colegial: alero alto, largo, con talento de sobra, atlético. Eligió ir a la Universidad de Illinois en el 2010, pero ya con algunos antecedentes negativos: problemas varios de indisciplina y peleas con compañeros y entrenadores.

Sin tener demasiado lugar en Illinois, igual se declaró elegible para el draft de la NBA 2011. "Busco mi sueño", dijo en ese momento. Claro, el sueño se truncó porque no fue elegido. Y los problemas aumentaron a niveles peligrosos. El 8 de agosto de 2011 fue arrestado, con una fianza de 100.000 dólares, por uso agravado de arma, posesión ilegal de un arma de fuego, alteración del orden público y asalto y agresión. Golpeó y amenazó con matar a su novia de 17 años. Richmond reconocería años después que fumaba regularmente marihuana en esa etapa en Illinois. 

Salió con una condena de 18 meses, pero con una probation (libertad condicional), que violó en 2013 al amenazar a un agente policial que controlaba su conducta durante esa probation. Entonces no pudo zafar. Ingresó a la prisión de Lake County en abril de 2013, y en diciembre de ese año lo trasladaron al Vandalia Correctional Center, donde permaneció hasta el 20 de octubre de 2014: 18 meses preso. Y sin ver a su familia, por expreso pedido suyo. "Sabía que se quebrarían si me veían allí".

Sin embargo, ese 20 de octubre, en la salida de la cárcel, estaba su padre William y su tío Anthony. El guardiacárcel le dijo antes de abrirle la salida, cuándo volvería. "Eso no va a pasar de nuevo", contestó Jereme. "Quiero usar lo que me pasó como experiencia para ayudar a la gente. Dios me está usando como vehículo para mostrarle a otros el camino correcto", le declaró en su momento al medio DNAinfo. 

Durante sus 18 meses en la cárcel, aprovechó su talento para jugar al básquetbol unas 5 veces, algunas de ellas llevándose unos dólares a través de apuestas, y así poder usar ese dinero para comer mejor. Nunca recibió visitas, por su elección. Un duro golpe era mirar por TV los partidos de la NBA, con algunos excompañeros jugando. "No porque sintiera envidia, sino porque pensaba que yo debía estar allí". 

Con el tiempo, se dio cuenta del error de haber intentado ir a la NBA tan pronto. "No sé qué hubiese pasado si me quedaba en Illinois. Quizá en mi segundo año hubiera jugado más, hubiese crecido...tendría que haber tenido más paciencia para llegar a la NBA". 

Richmond empezó de nuevo, con bastante lógica, su nueva vida: "Tengo una ventaja. Puedo ser yo. Todos conocen mis imperfecciones, por lo que no pueden vencerme. No tengo nada que perder. Todo para ganar. Y ahora tengo un grupo de gente sólida a mi alrededor", decía al salir de la cárcel, a comienzos del 2015. 

En enero de 2016, Richmond volvió a jugar básquetbol profesional para Delaware, en la D-League. Luego rotó entre varios equipos de República Dominicana y el año pasado jugó en Cordón de Uruguay unos pocos partidos. Hace 3 días llegó a la Argentina para incorporarse a Obras, su desafío más grande desde que volvió a la vida. El 13 de marzo cumplirá 26 años. Es casi un niño, con una vida de hombre. Y su sueño sigue siendo jugar en la NBA algún día.

 

Fuente: 
DNAinfo, Basket4us

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