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Clutch: el lugar en el que Grego Rossello busca revolucionar el básquet amateur

08:46 12/08/2021 | Una historia desarrollada por el amor a la naranja. Desde Kobe, hasta Jordan, Ginóbili y Iverson. ¿De qué se trata? Los detalles de lo que se viene.

Un lugar diferente (Foto: @gregorossello)

La NBA es un fenómeno mundial desde que Michael Jordan empezó a revolucionar la pantalla chica, cuando las redes sociales todavía no existían y los pósters de los Bulls de los 90 colgaban en las paredes de cada chico fanático del básquet en el mundo.

Lengua afuera, muñequera lírica y un 23 que estampó su efigie para siempre en el imaginario colectivo de un deporte que mueve multitudes. Todos querían ser como Mike. Todos quieren todavía ser como Mike.

Con el tiempo fueron surgiendo otras figuras y Allen Iverson, Kobe Bryant, LeBron James y Stephen Curry suplantaron de alguna forma el hambre por el show, la competencia, el dominio y los campeonatos obtenidos.

En Argentina la situación no fue diferente, pero ninguno de esos talentos transmitió tanta devoción por la disciplina como Manu Ginóbili. Aquel indómito zurdo provocó que muchos pibes y pibas comiencen a conocer de qué se trataba la naranja y el fenómeno impactó con fuerza.

No solo él, la nueva camada de jugadores liderada por Facundo Campazzo volvió a encender el fuego en la actualidad y a mantener la estirpe luego de la retirada del bahiense para que otra vez una camiseta NBA esté siendo vestida hasta el hartazgo en todas las categorías inferiores del país.

Lamentablemente, muchas veces es difícil divertirse con el básquet en otros ámbitos que no sean los clubes. Según un informe de la periodista Lucía Romero en 2019, hay 17 canchas amateur en Capital Federal y el número no alcanza para colmar la alta demanda de basquetbolistas que solo quieren jugar.

El nicho está claro. Alguien decidió explotarlo. ¿Quién? El comediante y youtuber Grego Rossello. ¿De qué manera? Simplemente una palabra: Clutch. Se trata de un galpón con dos canchas, un bar y un mural imponente en el que resaltan las figuras de Ginóbili, Jordan y Kobe, entre otros.

“La idea surge a partir de mi grupo de amigos. Todos estamos cumpliendo 30 y sentíamos que queríamos tener algo propio, más allá de que yo soy mi propio jefe en las redes sociales, por lo que empezamos a buscar ideas pensando en algo que faltaba. En lo que creemos que hay una demanda. Juego bastante al básquet, vivo puteando porque no hay cancha… Ellos no practican el deporte con tanta frecuencia, pero siempre que deseábamos hacerlo no conseguíamos lugar. Medio en joda, medio en serio, dijimos para poner una. Algunos cálculos, reflexiones, convenció y alquilamos un galpón de mil metros cuadrados a cinco años, una locura. Son dos pistas, con un bar y un mural tremendo”, le contó Grego a Básquet Plus.

Ese mural, diseñado por Maximiliano Bagnasco, será integrado por su propio Monte Rushmore del básquet: “Kobe Bryant fue el Jordan de los que nacimos en los 90, era el mejor para los que no pudimos ver tanto al 23, ni hablar con la tragedia que se produjo, que agiganta un poco más su figura. Ginóbili por lo que significa para los argentinos y para la NBA. De Michael no hay mucho que tenga para decir, ¿no? De James lo mismo, una situación similar a la de Kobe, crecí con él y de ese lado medio que soy LeBronista. Allen Iverson era mi ídolo en esa época que vivía en Estados Unidos y uno de los pocos partidos que pude ver allá fue uno suyo. Le hinché tanto a mi papá… Me acuerdo que cuando sonaba el himno, él saltaba y mostraba todo su hype, mucha onda. Al hablar de clutch, si bien se habla de los momentos determinantes de los partidos, hace referencia a él y a nuestra marca, que es urbana, revolucionaria, rebelde, nos representa mucho. Y Stephen Curry cambió el juego sencillamente”.

Pero lo suyo con el juego entre diez no es una mera cuestión de negocios y desde pequeño Grego aprendió a enamorarse del deporte que desea transformar.

“Mi amor por el básquet es muy loco. Me acuerdo de tener siete años y que mi viejo viaje a Chicago por su trabajo, volviendo, lógicamente, en los 90 con una camiseta de Michael Jordan. Era hincha de River y siempre asociaba a los Bulls con ellos y a los Lakers con Boca. Ahí empecé a seguir un poco el deporte, aunque mi pasión verdaderamente se acrecentó cuando me fui a vivir a Miami. Estuve allá con mi familia desde los ocho hasta los 13. Pude transitar el crecimiento de Manu. Molestaba a todos mis compañeros en el colegio con que había un argentino en la NBA. Ellos me jodían que a veces solo metía cuatro puntos por partido, pero siempre lo defendía. Después volví en el 2002, 2003, y me decían: ´Qué animal este Ginóbili, tenías razón, qué bestia´. Me lo dijeron justo cuando metió 48 puntos contra los Suns”, recuerda.

La revolución se está gestando y no solo forma parte de ella Grego. Sus socios, Diego Lucero, Francisco Buey Fernández y hasta el mismísimo Germán Beder lo apoyan en la movida y en aproximadamente un mes, en Bucarelli 1962, Villa Urquiza, la utopía estará destrozada.

“El básquet no es solo para la gente del básquet, es un deporte que debería conocerse más. Cualquier persona que lo mire se enamora. Esa pasión queda en la pantalla, pero creemos que todos lo amarán aún más si lo juegan”.

Clarísimo. 

 

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